ApErSonaDos

Un pequeño relato del estreno del espectáculo…que a propósito ¡imperdible! Que lo disfruten…

Ya estaba arrimándome al galpón… de lejos no se veía tanto, pero sin dudas se podía distinguir una laaarga cola de personas, que en filita india, muy expectantes, aguardaban al lado de la puerta listos para ingresar al lugar donde en unos minutos comenzaría el gran espectáculo: “Apersonados”

¡Chaau! ¡Cuánta gente! Me dije por dentro. Y eso que todavía faltaba un rato para las ocho, la hora convocada. Apresurada entonces, me acerqué finalmente a la muchedumbre para hacer cola también, y esperar a que se abriesen de una vez las puertas, para empezar a acomodarme y disfrutar del momento.

Pero… lamentablemente, el tramite se complico a la brevedad… de repente comencé a notar que la cola cada vez se hacía más y más larga, aunque las puertas permanecían cerradas y los minutos seguían corriendo, como volando.


Aburrida, preguntaba la hora: las ocho, ocho y cuarto, ya las nueve menos cuarto y naaa. ¡¡Fa!! ¿Por que tardaban tanto en hacernos ingresar?? Si el público y las ganas, era justamente lo que sobraba para la ocasión… pero bueno, me la tuve que bancar… valía la pena esperar tanto, estaba segura que iba a ser genial…y después de todo, era una noche fabulosa, toda estrellada, y una suave brisa que venía del río refrescaba el ambiente… no me podía quejar.

En una de esas, noté que la cola comenzaba avanzar y la gente empezaba a caminar hacia delante… ¡Por fin! Me asomé en un costadito y entonces pude ver que las inmensas chapas verdes del galpón ya estaban abiertas del todo. Ahora si el momento se estaba aproximando y no tenía más remedio que esperar a que llegase mi turno.

Lentamente fuimos entrando con el gentío a un pequeñísimo espacio todo decorado muy alegremente: pinturas y dibujos colgados por las paredes, unas esculturillas muy graciosas que de manera simpática imitaban poses circenses, todas ellas llenas de colores brillantes…

Asimismo, el clima se tornaba cada vez más intrigante y todos parecían muy ansiosos, a la espera. Pero… como quien dice, el que espera desespera, y aún ni siquiera podíamos entrar al saloncito donde se iba a dar el show. Nuevamente agazapados esta vez contra las paredes, todos apretujados como sardinas en lata, tuvimos que permanecer allí, en ese cuadradito, aguardando que alguien por fin se dignase a dejarnos ingresar… y buee, no había nada que hacer, más que seguir en la demora.

Ya eran las nueve y pico, y el tiempo seguía pasando… y cuando menos lo esperé ¡fiumm! Como ráfaga corrieron todos hacia la entrada, casi desesperados. Rápidamente yo también intenté escabullirme en el tumulto para poder acomodarme y tener un buen lugar para observar el espectáculo. Y entre empujoncito y empujoncito finalmente pude incorporarme a la multitud.

¡Por fin! Me contenté otra vez. ¡Y que travesía! Tranquilamente me senté en canastita, en un recoveco, rodeada de personas por todos lados, bien preparada para deleitarme.

Un espectáculo fantástico: la música comenzaba a sonar y se podía oír desde distintos lugares, era una música tranquila que serenaba todo el entorno. Mientras los chicos arriba del escenario, todos acomodados en sus respectivos lugares, empezaban a mostrar algún que otro movimiento, dando inauguración al show.

Aún así la gente seguía ingresando al salón, que casi explotaba de la cantidad de personas, era todo un éxito.

En ese instante la música empezaba a cambiar, a sonar distinta, de a poco se iba tornando más movida mientras las destrezas alucinantes de los chicos lograban captar la atención y la alucinación de todos los que mirábamos atentamente, como maravillados, acompañando con miles de aplausos y vivas.

Podían observarse muy alocados: unos colgados de telas multicolores bailaban en el aire, amarrados, al compás de la música; otros volando entre trapecios, un poco más apaciguados, se recitaban canciones de amor.

También hubo swing, infaltable, con largas sogas danzarinas que se desplegaban pícaramente por todo el espacio, una maravilla…

El público exaltado, no paraba de aplaudir y celebrar a los chicos, que realmente habían brindado una función deslumbrante.

Yo había quedado asombrada, al final de cuentas… esa maldita espera, ¡es el mejor tiempo perdido! Jiji … Será hasta la próxima, y quien quiera prenderse…

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